Septiembre 8, 2005: En la Luna, muchas de las cosas que pueden hacerle daño son invisibles: el impresionante vacío, las temperaturas extremas y la radiación espacial encabezan la lista.
La NASA puede controlar el vacío y la temperatura; los trajes espaciales y los hábitats proporcionan abundante aire y aislamiento. Pero la radiación es cosa diferente.
La superficie de la Luna está ampliamente expuesta a los rayos cósmicos y las erupciones solares, y parte de esta radiación es muy difícil de frenar con protectores. Además, cuando los rayos cósmicos impactan el suelo, éste produce una peligrosa lluvia de partículas secundarias directa a los pies. Toda esa radiación que penetra los tejidos humanos puede afectar el ADN, fomentando el riesgo de cáncer y otras enfermedades.
Arriba: La superficie de la Luna está expuesta a la radiación espacial.
Según la Visión para la Exploración Espacial, la NASA planea enviar astronautas de vuelta a la Luna hacia el 2020 y, finalmente, establecer un puesto avanzado. Para que la gente viva y trabaje en la Luna con seguridad, el problema de la radiación debe ser resuelto.
«Realmente necesitamos conocer más sobre la radiación medio ambiental en la Luna, especialmente si la gente va a permanecer allí durante más tiempo que unos pocos días», dice Harlan Spence, profesor de astronomía en la Universidad de Boston.
Para medir cuidadosamente y trazar un mapa de la radiación medio ambiental en la Luna, la NASA está desarrollando una sonda robótica para orbitar la Luna a principios de 2008. Llamada Orbitador de Reconocimiento Lunar (LRO por sus siglas en inglés), este explorador allanará el camino para futuras misiones humanas, no solamente midiendo la radiación espacial sino también buscando agua helada y cartografiando la superficie de la Luna con un detalle sin precedentes. El LRO es una parte clave del Programa Robótico de Exploración Lunar de la NASA, dirigido por el Centro Goddard para Vuelos Espaciales.
Uno de los instrumentos a bordo del LRO es el Telescopio de Rayos Cósmicos para los Efectos de la Radiación (CRaTER, siglas en inglés de Cosmic Ray Telescope for the Effects of Radiation).
«No solamente mediremos la radiación, utilizaremos plásticos que imitan los tejidos humanos para ver cómo esas partículas altamente energéticas penetran e interactúan con el cuerpo humano,» dice Spence, Principal Investigador del CRaTER.
Colocando los detectores de radiación en el CRaTER tras varias capas de un plástico especial que tiene una densidad y composición similares al tejido humano, Spence y sus colegas proporcionarán muchos de los datos necesarios: Excepto por viajes cortos a la Luna durante el programa Apolo, la mayoría de los vuelos espaciales humanos han sido cerca de la Tierra, donde el campo magnético de nuestro planeta proporciona un escudo natural. En órbitas bajas de la Tierra, las formas más peligrosas de radiación espacial son relativamente raras. Esto es bueno para los astronautas, pero deja a los investigadores con muchas preguntas sin respuesta acerca de los efectos de la radiación en los tejidos humanos. CRaTER ayudará a llenar estos vacíos.
Arriba: El telescopio CRaTER consiste en detectores de radiación de silicio (rojo) montados sobre paneles detectores (verde), separados por trozos de «tejido-equivalente» plástico (marrón).
Afuera en el espacio profundo, la radiación procede de todas direcciones. En la Luna, se podría esperar que por lo menos el suelo proporcionara alguna ayuda, con el cuerpo sólido de la Luna bloqueando la radiación desde abajo. No es así.
Cuando los rayos cósmicos galácticos colisionan con partículas en la superficie lunar, desencadenan pequeñas reacciones nucleares que libera todavía más radiación en forma de neutrones. ¡La propia superficie lunar es radioactiva!
Así pues ¿qué es peor para los astronautas: los rayos cósmicos de arriba o los neutrones de abajo? Igor Mitrofanov, científico del Instituto de Investigación Espacial y la Agencia Espacial Federal Rusa, de Moscú, ofrece una respuesta desalentadora: «Ambos son peores».
Mitrofanov es el principal investigador de otro instrumento sensor de radiación del LRO, el Detector de Neutrones para la Exploración Lunar (LEND siglas de Lunar Exploration Neutron Detector), parcialmente patrocinado por la Agencia Espacial Federal Rusa. Empleando un isótopo del helio con un neutrón menos, el LEND podrá detectar radiación de neutrones que emanan de la superficie lunar y medir cuán energéticos son esos neutrones.
Derecha: La distribución de la radiación de neutrones de bajo nivel alrededor del polo sur de la Luna. «Las manchas calientes» se muestran en color rojo; las manchas frías, en azul. Crédito: Lunar Prospector. |
El primer mapa global de la radiación de neutrones en la Luna fue efectuado por la sonda de la NASA Lunar Prospector en 1998-99. El LEND mejorará los datos del Lunar Prospector trazando un perfil de las energías de esos neutrones, mostrando qué fracción es de alta energía (es decir, la más perjudicial para las personas) y qué fracción es de energía más baja.
Con conocimientos como esos en la mano, los científicos pueden empezar a diseñar trajes espaciales, hábitats lunares, vehículos lunares, y otros equipos para el retorno de la NASA a la Luna sabiendo exactamente cuánta protección frente a la radiación debe tener este equipo para mantener a salvo a los humanos.
Fuente: Ciencia@Nasa